Cuando de seguridad y eficiencia eléctrica se trata, Cuba es un país que no ha logrado muchos avances a lo largo de las últimas 5 décadas, especialmente en el sector residencial.

Sin embargo, a pesar de que el mundo en la década de ‘50 del siglo pasado no estaba muy avanzado en materia de seguridad en las instalaciones eléctricas, las últimas décadas han sido fundamentales en su desarrollo. Hoy día los clientes finales pueden hacer uso de instalaciones más seguras, eficientes y compatibles con un mundo sostenible.

Cuba, en materia de ahorro y seguridad, se encuentra atrasada y estancada. Es evidente que compararnos con países desarrollados puede parecer un error, pero la mayor diferencia radica en el conocimiento y cumplimiento de las normas eléctricas. En gran medida, esta responsabilidad recae en los electricistas que, se supone, conozcan y dominen su profesión, pero muchísimos de ellos escasamente pasan de ser unos simples “empata cables”, como se les llama popularmente.

Es indiscutible que el llamado Período Especial en Cuba, el cual comenzó a principios de los años ’90, trajo graves consecuencias para el sector de la construcción en general, y de la electricidad en particular y, por esta razón, el acceso a insumos eléctricos se vio fuertemente afectado en el país de forma general, llevando consigo a la improvisación y la búsqueda de soluciones alternativas no certificadas. En materia de instalaciones eléctricas, gran parte de la población afirma “ser electricistas” sin serlo, incluidos muchos especialistas de otras ramas de la construcción; quienes se arriesgan a realizar trabajos eléctricos en viviendas, centros de trabajo y negocios, con serias consecuencias para las personas y los bienes materiales.

Si bien es cierto que algunos se ven obligados a realizar estos trabajos por ellos mismos y de forma no profesional (pese al riesgo que conlleva) como consecuencia de los altos costos de contratar a profesionales, y debido a los precios prohibitivos de los materiales eléctricos certificados, es importante comprender que, como mínimo, se necesita de un proyecto eléctrico básico que un electricista experimentado elabore sin grandes costos.

En este sentido, Watt Electric tiene varios canales de comunicación en diferentes plataformas (Telegram, Facebook y WhatsApp) a disposición del público, y ofrecemos, libre de costo, asesorías a la población en materia de electricidad residencial y comercial.

En las tiendas en Cuba no es posible comprar ningún material eléctrico de producción nacional que ostente una certificación de calidad; todos deben ser importados, razón por la cual son escasos (y caros) a lo largo de la isla. Pero, en última instancia, es responsabilidad de los electricistas saber el riesgo que conlleva hacer un trabajo que pueda poner en riesgo vidas humanas y/o bienes materiales, pues está más que claro: “las normas se hacen para ser cumplidas”.

Desde 2010, en Cuba, se incluyó la actividad de Electricista como una de las permitidas para ejercer de forma privada; sin embargo, hasta la fecha, cualquier persona puede solicitar esta licencia sin ningún requerimiento adicional a ser mayor de edad.

En una entrevista en el programa de televisión “Buenos Días”, el periodista Wilmer Rodríguez le preguntó a la entonces viceministra primera del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, hoy ministra, Marta Elena Feito Cabrera, cuándo se le iba a exigir a los cuentapropistas una calificación obligatoria para ejercer empleos profesionales y que el trabajo realizado no sea una estafa, a lo que la viceministra respondió que “para ejercer el trabajo por cuenta propia […] no se exige una calificación formal […] Los TCP tienen que demostrar […] que la calidad del servicio que ellos ofrecen tengan niveles de calidad aceptables”. Existen un conjunto de actividades que a lo largo del mundo se ejercen cumpliendo normas de calidad y seguridad, y, por tanto, su realización requiere de licencias que solo se obtienen a través de la demostración formal de conocimientos técnicos.

La electricidad es una de esas actividades que, por su peligrosidad, debe ser normada con responsabilidad, pues hasta que no se obligue al cumplimiento de las normas de seguridad eléctrica, hay vidas humanas en peligro que ninguna demanda o retiro de licencia van a poder devolver.

Cuba cuenta, desde el 2011, con un Reglamento Electrotécnico que debería ser de conocimiento, dominio, y obligatorio cumplimiento por parte de los electricistas que ejercen la actividad de forma legal; sin embargo, la realidad es totalmente diferente. Si bien el Estado cubano no puede forzar a que cada familia actualice la instalación eléctrica de su vivienda, por razones económicas; sí es posible abogar paulatinamente por políticas que exijan que las nuevas construcciones y remodelaciones solicitadas a través de permisos constructivos deban cumplir con las normativas eléctricas cubanas; y aquí los electricistas también juegan un papel fundamental.

Entonces, ¿dónde están los electricistas cuando más se les necesita?

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